Peter Beardsley, ,Bryan Robson, Butcher y Waddle.
vs Irlanda
Inglaterra no supo responder a Irlanda
- Gary Lineker marcó el primer gol de la selección inglesa
Bobby Robson acertó con sus pronósticos. Adelantó que sería un típico derby
de la Primera División inglesa. Avisó que sería cuestión de luchar por
el derecho de jugar al fútbol. Anunció que quería algo positivo e
insistió en que la primera evaluación formal de su selección se
aplazaría hasta el partido frente a Holanda. Robson fue totalmente
británico.El fútbol no estuvo dominado por la técnica, sino por los
elementos. El balón pasó gran parte de los 90 minutos a merced del
fuerte viento que soplaba en el estadio. Y al inicio del segundo tiempo
la fuerte lluvia terminó de convencer a los jugadores que estaban en el
estadio de Anfield en pleno mes de febrero.
Los irlandeses salieron al campo para dar fe que en su debú en la fase final de la Copa del Mundo saben amargarle la vida a cualquiera, incluso a sus hermanos de la Liga inglesa. También lo hicieron predispuestos a cumplir con uno de los requisitos de. su entrenador, Jack Charlton. El ex defensa internacional inglés sostiene que la cosa que más le fastidiaba mientras jugaba era perseguir balones hacia su propio banderín de esquina. Con la colaboración del vendaval, los verdes dedicaron el primer tiempo a los lanzamientos aéreos hacia las esquinas del estadio San Elías, dando trabajo a los recogepelotas.
Ante tal acoso, los laterales ingleses, Stevens y Pearce, no tuvieron remedio. Los balones incómodos fueron mandados directamente hacia las gradas para contribuir aún más a la sensación de técnica paupérrima. Los irlandeses, animados por una temperatura fresca que favorecía su juego de derroche físico, consiguieron un dominio territorial que solicitó al portero inglés Shilton un esfuerzo descomunal a cambio de igualar la marca de 119 partidos internacionales establecida por el norirlandés Pat Jennings.
El portero sudó la camiseta, saliendo al encuentro de la gran profusión de balones largos que invadían sus barrios periféricos sin amenazar directamente su portería. Sus momentos de mayor apuro nacieron en las jugadas a balón parado, donde la acumulación de 15 hombres en el área inglesa provocó confusión. Inglaterra no supo responder con técnica al asalto aéreo de los irlandeses. Beardsley ofreció poco apoyo a un Lineker estrechamente vigilado por McCarthy y Moran, mientras Barnes quiso, pero no pudo asomarse a las trincheras en el centro del campo.
Gascoigne y Waddle, que festejaron el gol inglés con una lambada ensayada que acabó en un beso de traseros, no encontraron las formas para expresarse a gusto. "El campo era muy pequeño", se quejó Lineker después del partido, "Y era muy dificil encontrar espacio para jugar. El resultado es una decepción porque pensaba que mi gol iba a ser suficiente".
El estreno del máximo goleador del Mundial de México fue fiel reflejo del desorden del partido. Recibió un pase de Waddle con el pecho, se equivocó el portero Bonner de dirección y permitió que Lineker, tropezando, llegara en los últimos centímetros para adelantarse a Morris y McCarthy y acompañar la pelota hasta la red.
La réplica irlandesa llegó tarde, cuando el partido parecía perdido, y nació también en el desorden. Un despeje de Stevens dio en el pie de Sheedy y el balón quedó perfectamente preparado para que batiera a Shilton con un zurdazo inapelable.
"El gol hizo justicia", afirmó Charlton al final. "Jugamos mejor en el segundo tiempo con el viento en contra y sabíamos que si seguíamos buscando la cabeza de Cascarino algo podía caer. No se puede pedir más esfuerzo a mis hombres, ni más sacrificio".
Los irlandeses salieron al campo para dar fe que en su debú en la fase final de la Copa del Mundo saben amargarle la vida a cualquiera, incluso a sus hermanos de la Liga inglesa. También lo hicieron predispuestos a cumplir con uno de los requisitos de. su entrenador, Jack Charlton. El ex defensa internacional inglés sostiene que la cosa que más le fastidiaba mientras jugaba era perseguir balones hacia su propio banderín de esquina. Con la colaboración del vendaval, los verdes dedicaron el primer tiempo a los lanzamientos aéreos hacia las esquinas del estadio San Elías, dando trabajo a los recogepelotas.
Ante tal acoso, los laterales ingleses, Stevens y Pearce, no tuvieron remedio. Los balones incómodos fueron mandados directamente hacia las gradas para contribuir aún más a la sensación de técnica paupérrima. Los irlandeses, animados por una temperatura fresca que favorecía su juego de derroche físico, consiguieron un dominio territorial que solicitó al portero inglés Shilton un esfuerzo descomunal a cambio de igualar la marca de 119 partidos internacionales establecida por el norirlandés Pat Jennings.
El portero sudó la camiseta, saliendo al encuentro de la gran profusión de balones largos que invadían sus barrios periféricos sin amenazar directamente su portería. Sus momentos de mayor apuro nacieron en las jugadas a balón parado, donde la acumulación de 15 hombres en el área inglesa provocó confusión. Inglaterra no supo responder con técnica al asalto aéreo de los irlandeses. Beardsley ofreció poco apoyo a un Lineker estrechamente vigilado por McCarthy y Moran, mientras Barnes quiso, pero no pudo asomarse a las trincheras en el centro del campo.
Gascoigne y Waddle, que festejaron el gol inglés con una lambada ensayada que acabó en un beso de traseros, no encontraron las formas para expresarse a gusto. "El campo era muy pequeño", se quejó Lineker después del partido, "Y era muy dificil encontrar espacio para jugar. El resultado es una decepción porque pensaba que mi gol iba a ser suficiente".
El estreno del máximo goleador del Mundial de México fue fiel reflejo del desorden del partido. Recibió un pase de Waddle con el pecho, se equivocó el portero Bonner de dirección y permitió que Lineker, tropezando, llegara en los últimos centímetros para adelantarse a Morris y McCarthy y acompañar la pelota hasta la red.
La réplica irlandesa llegó tarde, cuando el partido parecía perdido, y nació también en el desorden. Un despeje de Stevens dio en el pie de Sheedy y el balón quedó perfectamente preparado para que batiera a Shilton con un zurdazo inapelable.
"El gol hizo justicia", afirmó Charlton al final. "Jugamos mejor en el segundo tiempo con el viento en contra y sabíamos que si seguíamos buscando la cabeza de Cascarino algo podía caer. No se puede pedir más esfuerzo a mis hombres, ni más sacrificio".
vs Holanda
Inglaterra debió ganar a la decepcionante Holanda
- El árbitro anuló dos goles al equipo que dirige Bobby Robson
Y los ricos se hicieron pobres. Holanda, el campeón
de Europa que tantas riquezas ofreció hace dos años en Alemania, volvió a
decepcionar en su segundo partido frente a una revolucionaria formación
inglesa que mereció la victoria. Los holandeses confirmaron que sus
acciones han bajado muchos enteros en dos años desconcertantes y ahora
ninguna de las dos selecciones tiene garantizado su pase a la segunda
fase.El partido que ambos necesitaban ganar resultó emocionante pero
sobre todo brindó la eclosión del centrocampista inglés Paul Gascoigne
por encima de los jugadores de más renombre que le rodeaban en el
terreno. Fue el único que supo imprimir personalidad y distribuir juego
en un partido entre dos de las selecciones más temblorosas de este
Mundial.
Tácticamente fue un partido denso donde Bobby Robson, el nuevo
técnico del PSV, ganó por puntos a Leo Beenhakker, entrenador del Ajax.
Inglaterra hizo historia. Actuó con líbero, Wright. Aparte
de romper con sagradas tradlciones basadas en una línea de cuatro
defensas, traicionaba los principios de su seleccionador que, en ocho
años de mandato, nunca había experimentado con el hombre libre e
insistía con vehemencia que los futbolistas ingleses no están preparados
para desarrollar un sistema tan ajeno a las realidades cotidianas de la
Liga inglesa.
En el centro del campo, el chiflado Gascoigne siguió
demostrando que tiene talento y un gran futuro. En la delantera, Lineker
y Barnes, que actuaban con los tobillos castigados por sus vigilantes
Van Tiggelen y Van Aerle, tardaron hasta el segundo tiempo en escaparse
consistentemente de sus sombras. Pero cuando lo hicieron, llegaron con
peligro hasta la raya de fondo y suministraron cuatro pases de la muerte
que nadie supo enterrar en la red.
Holanda empezó el partido corroborando sus propias confesiones de
días anteriores referentes a la falta de colectividad en su juego.
Su técnico, Leo Beenhakker, realizó tres cambios en los planteles de
reparto, optando por las incorporaciones de Witschge, Van't Schip y
Gillhaus que teóricamente permitirían aperturas por las bandas mientras
reincorporaba a Rijkaard al lado de Koeman.
Sin embargo, Beenhakker se confesó muy decepcionado con la actuación
de sus campeones y se confirmó la tesis adelantada por los egipcios hace
cinco días: Holanda tiene grandes jugadores pero ya no tiene un gran
conjunto. El equipo ya no sabe fabricar balones de oro para Van
Basten. Guilit sigue subrayando su propia confesión de que su cuerpo ya
no es capaz de hacer las cosas que él cerebro le pide.
Holanda solo consiguió forzar saques de esquina en cadena a raíz de
los centros cabeceados cautelarmente hacía atrás por los defensas
ingleses.
vs egipto
Inglaterra derrotó a Egipto con su fútbol viejo
S. S. 1 Inglaterra - 0 Egipto
Fútbol viejo, incluido el gol de Wright. Tan ingleses fueron que el
tanto ganador llegó en un balón aéreo, al saque de una falta. Ninguna
conclusión positiva se puede sacar de un partido cruzado por los
balonazos ingleses y rebajado por la blandura egipcia. Inglaterra,
después del progreso táctico que ofreció ante Holanda,
volvió a depender únicamente del juego físico y del porcentaje de
errores que cometían los adversarios. La insularidad de las formas
inglesas está cada vez más alejada de los conceptos modernos.
Robson, que aceptó el juego raso ante Holanda, devolvió a su equipo
el tiro largo. El regreso a la caverna fue una ausencia soberana de
ideas, enfermedad que atacó incluso a Barnes, Waddle y, en menor medida,
Gascoigne. Estos futbolistas tienen clase, pero están obligados a
asistir como convidados de piedra al fuego cruzado de balones que se
ejecuta alrededor suyo. Entre los ollazos, los pases nefastos y
el balonazo a la grada sólo pudieron rescatarse los detalles de
Gascoigne, que tiene el aspecto de un bebedor de cerveza, pero que
mantiene un amor por el juego que no casa con su aspecto físico. Más
aún, a Gascoigne puede acusársele de un exceso de regate. Frente a
Egipto, protagonizó un par de internadas preciosas, pero desbaratadas
por su incontinencia en el quiebro.
Los egipcios no sacaron esta vez partido de su sutileza como ante
Holanda y perdieron una oportunidad histórica de avanzar en el torneo a
costa de los inventores del fútbol. Su ataque fue siempre controlado.
Gol de Mark Wright
vs belgica
Platt fulminó a Bélgica en el minuto 119
- Inglaterra actuó por segunda vez en ocho años con un defensa libre
Es evidente que en este Mundial no ganan siempre los mejores. Bélgica
dio sensación de ser más equipo que Inglaterra, pero fue ésta la que se
clasificó para los cuartos de final frente a Camerún en el cuarto de
los ocho partidos que necesitó prórroga para decidirse. Bélgica tocó la
madera dos veces, pero acabó sin suerte.Los inicios de un partido
intenso fueron jugados bajo el efecto pizarra, con los protagonistas
acomplejados por situarse correctamente en el campo como actores que
buscaban las marcas hechas con tiza en las tablas del escenario. Como
estaba previsto, Inglaterra empleó por segunda vez en ocho años del
mandato de Robson, que amenazaba con concluirse esta noche, el detalle
de un libero, Wright. Durante el primer cuarto del encuentro,
los ingleses estuvieron tan preocupados por desarrollar eficazmente su
novedoso esquema defensivo que no encontraron ninguno ofensivo.
Las posiciones adelantadas de los laterales, Parker y Pearce, crearon
complejos defensivos para los teóricos extremos, Barnes y Waddle, y
dejaron al delantero centro, Lineker, en un aislamiento no muy
espléndido.
Mientras tanto, el seleccionador belga, Guy Thys, había planteado el
partido con muchos hombres en la trastienda y poca mercancía en el
escaparate. Concentraba sus esfuerzos en una zona cercana al círculo
central que servía de plataforma para triangulaciones, retenciones de la
pelota y el lanzamiento de ataques incisivos basados en carreras el
desde atrás. Fundó su juego en las virtudes de la robustez y la densidad
táctica que le habían servido tan bien en México 86 y casi le salió
bien con alguna que otra ayuda, como en aquel entonces también, del juez
de línea.
Los belgas dieron más sensación de equipo. Empezaron forzando saques
de esquina e incordiando a Shilton hasta que Ceulemans, en el minuto 14,
aprovechó un rebote favorable para sacudir el poste inglés con un
zurdazo.
El susto despertó, por fin, a la selección de Robson. Waddle y Parker
empezaron a demostrar que eran capaces de crucificar a De Wolf por la
banda derecha y suministrar centros de gran peligro. A raíz de una de
estas penetraciones llegó el gol marcado por Barnes a centro de Lineker
en el minuto 39, erróneamente anulado gracias al banderín mal agitado
durante todo el partido por el juez de línea austriaco Helmat Kohl.
Tras el descanso, los complejos se quedaron en el vestuario. En los primeros 10 minutos del otro partido Barnes robó
a Preud'homme, Scifo mandó un tiro magistralmente pegado con la parte
externa del pie derecho al poste inglés y, en la jugada siguiente,
Preud'homme tuvo que lanzarse a los pies de un Lineker que se había
escapado tras una gran jugada con Waddle.
Al granítico Thys no pareció gustarle tanta locura. Reiteró
sus intenciones conservadoras al retirar a su único delantero neto,
Degryse, y sustituirle con un Claesen que, según él, debió su debú a su
experiencia en la Liga inglesa y que se dedicó a repartir leña de corte
muy inglés.
Robson tuvo más ambición. Cuando Barnes pidió el cambio, dio entrada
al ariete Bull para sumar sus fuerzas con las de Lineker y puso al más
ofensivo Platt por el correoso McMahon. Este segundo cambio resultó
decisivo. "Marcó el gol", dijo Robson nada más finalizar la prórroga,
"el hombre que puse para sustituir a nuestro capitán, que ha tenido que
irse a casa. Es tremendo que marque el gol del triunfo y se lo dedicamos
a Bryan Robson".
Thys había decidido morir con su sistema del 4-5-1 y tuvo una muerte
agónica. La prórroga había servido para demostrar que los belgas estaban
más enteros flisicamente que los ingleses y poco más. Las pocas
ocasiones de gol fueron repartidas equitativamente y la media hora
suplementarla parecía condenada a agotarse entre los silbidos de un
público que veía sin creérselo cómo los ingleses, muertos de cansancio,
perdían tiempo y parecían conformarse con la idea de entregar su suerte a
la lotería de los penaltis.
Luego, como un relámpago, vino el golpe seco de Platt. Cuando todos
miraban sus relojes, Gascoigne lanzó una falta hacia el área, donde el
sustituto inglés y héroe de la noche se revolvió para batir a
Preud'homme.
Gol de Platt a Preud´homme
Paul Gascoigne
vs Camerun
La RFA busca la revancha ante Argentina
- Los alemanes se claasificaron para la final al ganar a Inglaterra por penaltis
La República Federal de Alemania (RFA) y Argentina repetirán el
próximo domingo la final del Mundial de México 86. La diferencia, sin
embargo, es enorme. En México, la RFA impresionó por su poderío, y
Argentina lo hizo por la tremenda genialidad de Maradona. En Italia,
ambas selecciones han llegado a la final después de pasar por la agonía
de sendas tandas de penaltis similares, con fallos del adversario en los
dos últimos lanzamientos.La RFA cuajó su peor partido en este Mundial
que empezó a toda velocidad y que está acabando al paso. Se encontrará
con una Argentina que lleva el camino inverso: comenzó fatal y ha
mejorado día a día. Pero si Maradona no es el de 1986, la RFA tampoco ha
impresionado como entonces. Anoche tuvo un pie en la final B, para el
tercer y cuarto puesto, que finalmente disputarán el sábado Inglaterra e
Italia. La del domingo será la tercera final consecutiva de la RFA, que
no gana desde 1974.
Este Mundial Pega a su fin con más tristeza que alegría. Pese a que
ayer se quebró la racha y la suerte sonrió al favorito, el partido sólo
tuvo la intensidad de una semifinal mundialista en la última media hora.
El esfuerzo realizado permitió que se abriesen los espacios, y por fin
se asistió a un juego claramente ofensivo en el que los dos equipos
trataron de evitar la lotería de la tanda de penaltis, una fórmula tan
injusta como el lanzamiento de una moneda al aire. Dos remates claros de
Klinsmann (minutos 94 y 96), y sendos disparos al poste de Woddle y
Buchwald (m.105 y 117) alegraron una noche poco atractiva, que tuvo su
máxima emoción en los penaltis. Franz Beckenbauer, el seleccionador
alemán, ante Inglaterra., optó por la sorpresa y colocó a los bajitos
Haessler y Thon, que sólo habían jugado dos minutos en este Mundial, en
su centro del campo. Beckenbauer mostró así muy pronto sus cartas. la
RFA apostó así por la técnica, por el control del balón durante el
máximo tiempo posible. Con Haessler y Thon, además, pretendió romper la
cintura de hombres como Wright y, especialmente, Butcher, un armario
trasladado desde el vestuario hasta el centro de la defensa inglesa.
Pero esa apuesta fue también un signo de debilidad.
Los alemanes, además, comenzaron muy nerviosos el partido,
especialmente en su zona defensiva. Gascoigne, el más imaginativo en una
selección inglesa donde la fuerza es más premiada que la técnica, tuvo
una libertad de movimientos incomprensible. Gascoigne es un tipo que
tiene el aspecto de haber sido regenerado después de pasar por las
bandas de hooligans, y de él partieron las mejores jugadas.
Inglaterra llegó en varias ocasiones al área alemana, donde la falta de
técnica en el último pase se hizo patente, pero su mejor lanzamiento fue
¡legal. El árbitro ya había pitado una falta cuando Waddle, casi desde
el centro del campo, lanzó un tiro muy colocado que IlIgner desvió al
larguero con la punta de los dedos.
La RFA, poco a poco, arrinconó a los ingleses. Ralentizó el ritmo,
mimó el balón, aburrió la presión inglesa con pases continuos en la zona
intermedia. Su único fallo estuvo en la falta de acierto en la
aceleración de sus ataques. El más peligroso era VolIer, pero se lesionó
y fue sustituido por Riedle (m. 38), cuya velocidad de movimientos es
muy similar a la de las cinturas de hierro inglesas, léase Wright y
Butcher. La única alternativa que le quedó a la RFA incapaz Klinsmann de
superar la barrera inglesa, fueron los lanzamientos lejanos.
En la segunda parte, los alemanes aceleraron algo más el ritmo,
quizás convencidos de su inferioridad física y de la necesidad de evitar
la prórroga. La suerte, elemento clave en este Mundial, les acompañó,
porque Parker desvió el lanzamiento de Brehme en una falta con tan mala
fortuna que el balón, que iba raso, se convirtió en un globo que superó a
un Shilton muy adelantado que trató sin éxito de rectificar su
posición.
Inglaterra, como ya le sucedió ante Camerún, trató de superar la
desventaja, al compensar sus carencias técnicas con su mejor cualidad,
la tremenda determinación de sus hombres. Alemania, casi por inercia, se
fue hacia atrás. Y Lineker, que ha entrado en racha de goles cuando el
Mundial ya se está acabando, lanzó a Inglaterra hacia la prórroga con
una de sus picardías habituales.
La selección inglesa, sin embargo, no se mostró tan potente como en
las prórrogas de octavos y cuartos de final, en las que eliminó a
Bélgica y Camerún. La RFA tuvo las ocasiones más claras, pero siguió sin
deslumbrar, apagado un Matthaüs que parece pagar el esfuerzo realizado
en los primeros partidos. Todo se decidió en la lotería de los penaltis y
la RFA tuvo el número de la suerte.
Gary Lineker
Gol de Lineker de Penalti
vs Germany
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